HARALTALBEITAR; en árabe. Atalbéitar, pueblo veterinario.
De regreso de la alpujarra granadina, y tras unos días de visita; decidimos hacer parada en un pequeño pueblo, que aunque en un primer momento lo consideramos poco significativo, al leer su nombre nos causó curiosidad, Atalbéitar.
A unos pocos kilómetros de Pórtugos, dirección Lanjarón, vimos su desvío, tras unos 5 kilómetros y seguir un camino de tramos irregulares, por fin lo descubrimos.
Su aparcamiento situado a la entrada del pueblo, hace sospechar de sus calles estrechas, torcidas y empinadas tan características de la alpujarra.
Al adentrarnos al pueblo, nos saluda la iglesia de la Virgen de Gracia que aunque un poco abandonada, se observa su grandeza y lo importante que pudo ser hace algunos años. Nos dijeron los vecinos que la iglesia era relativamente nueva en comparación con otras de la zona, ya que en el pueblo en ese tiempo sólo vivían moriscos, y hasta después del 1573 no hubo ni iglesia ni molino, tan sólo un horno comunitario; ya que los moriscos vivían de la producción de trigo y cebada, y su forma tradicional de moler no era la misma que los cristianos.
Casi todas las calles de Atalbéitar concluyen en la plaza del pueblo, allí se encuentra la fuente principal , donde suponemos que es sitio de reunión de nuestros mayores por el frescor proporcionado por sus casas blancas y su fuente.
El agua cristalina de su fuente, cae y resbala por las paredes creando un color verde intenso alrededor de los caños, el sonido del agua se puede escuchar en todo el pueblo ya que el silencio es el atractivo más bello de Atalbéitar con no más de 10 vecinos.
Pintorescas casas dónde muchas de ellas tienen soportales inmediatamente antes de la entrada, llenas de macetas y pintadas de un blanco deslumbrante.
Existe una acequia antiquísima que recorre todo el pueblo, la cual aparece y desaparece por debajo de casas, soportales y callejuelas, dónde se reúne el agua de los barrancos que le rodean.
A la salida del pueblo, está situado el lavadero con una entrada en forma de arco y rodeado de almendros en flor.
No se nota el paso del tiempo en el pueblo, guarda su pureza arquitectónica, ya que no se observa ninguna modernización.
Cuando paseas por Atalbéitar regresas a aquellos tiempos donde se veían los mulos arar la tierra , las mujeres coger el agua de las fuentes para llenar sus tinajas, los mulos cargados de leña, cuando las familias se reunían para hacer el pan en el horno del pueblo, donde el trueque era la mejor moneda y tantas costumbres olvidadas por muchos de nosotros y que nuestros abuelos han vivido y nos cuentan.
Atalbéitar escondido en la Alpujarra, despierta en nosotros una sonrisa cálida, a su silencio , tranquilidad y belleza; que aún todavía recordamos.
Virginia Morales
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- Atalbéitar, pueblo veterinario - 23 octubre, 2014
Yo estuve es este pequeño pueblo hace poco. La fuente la han pintado.
Yo estuve de niño en Atalbéitar en 1980 y entonces había 30 vecinos, ya sólo quedan 10.